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viernes, 10 de marzo de 2017

MÉXICO: SALMONELLA ENTERICA PODRÍA SER LA CAUSA DE LA DECADENCIA DEL PUEBLO AZTECA

8 de febrero de 2017 – Fuente: bioRxiv
Un par de estudios recientes apuntan a una cepa mortal de Salmonella como la causa de millones de muertes en una epidemia ocurrida en el actual territorio de México en el siglo XVI. Este cocoliztli (pestilencia en náhuatl) se produjo entre 1545 y 1576 y se cobró la vida de entre 7 y 18 millones de personas, lo que llevó a algunos investigadores a establecer paralelismos con la Muerte Negra que sacudió a Eurasia en el siglo XIV. Un estudio informa que la población nativa de México era de alrededor de 25 millones cuando Hernán Cortés llegó en 1519, pero sólo un siglo más tarde sólo quedaba un millón de personas. La causa principal de esta dramática disminución de la población fueron aparentemente dos importantes epidemias de cocoliztli, una en 1545 y la otra en 1576. El Dr. Rodolfo Acuña-Soto, profesor de epidemiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) escribió: “En términos absolutos y relativos, la epidemia de 1545 fue una de las peores catástrofes demográficas de la historia humana, similar incluso a la Muerte Negra, causada por la peste bubónica”. Ha habido un gran debate sobre lo que era el cocoliztli, aunque se ha sugerido que la viruela, el sarampión, una fiebre hemorrágica viral y el tifus pueden haber estado detrás de las epidemias. En su artículo, Acuña-Soto describe a la enfermedad: “Se caracterizaba por un inicio agudo de fiebre, vértigo y dolor de cabeza severo, seguido por el sangrado de nariz, oídos y boca; estaba acompañada de ictericia y dolor abdominal y torácico severos, así como manifestaciones neurológicas agudas. La enfermedad duraba tres a cuatro días, era altamente letal, y atacaba principalmente a la población nativa, casi sin afectar a la población española”. Pero ahora, un equipo dirigido por Johannes Krause, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Jena, Alemania, han descubierto una cepa de Salmonella enterica conocida como Paratyphi C en el ADN de los dientes de 29 personas enterradas en la época de la epidemia en un cementerio en Teposcolula-Yucundaa, Oaxaca, en el sur de México. Un artículo de Ewen Calloway describe el síntoma principal y los posibles efectos de esta bacteria, que “causa fiebre entérica, una enfermedad similar al tifus, que si no es tratada, puede matar a 10-15% de las personas infectadas”. El estudio sugiere que Salmonella Paratyphi C puede haber llegado a México desde Europa junto con una variedad de plantas, animales, culturas y tecnologías que acompañaron el movimiento de personas desde el Viejo Mundo al Nuevo Mundo, inmediatamente después del contacto inicial, en un proceso conocido comúnmente como el “intercambio colombino”. Coincidentemente, un equipo dirigido por Mark Achtman, un microbiólogo de la Universidad de Warwick en Coventry, Gran Bretaña, también han presentado recientemente sus resultados en un estudio de una mujer de Noruega que murió de fiebre tifoidea causada por Salmonella enterica Paratyphi C unos 300 años antes de la epidemia que afectó a México. ¿Una extraña coincidencia? ¿O es posible que la misma bacteria se extendiera por toda Europa hasta llegar a España y luego fuera llevada hacia el Nuevo Mundo, cuando los españoles llegaron a México en el siglo XVI? Puede ser posible. Como señala Calloway, “un pequeño porcentaje de personas infectadas con Salmonella Paratyphi C portan la bacteria sin enfermar, por lo que españoles aparentemente sanos podrían haber infectado a los mexicanos que carecían de resistencia natural”. El caos que causó su llegada habría alterado las condiciones de higiene en la zona; así, la reubicación forzada, las nuevas prácticas agrícolas, etc. aumentaron la probabilidad de contaminación de alimentos y agua. Las condiciones de sequía empeoraron la situación.
Sin embargo, los vínculos entre los estudios son un poco débiles para algunos investigadores. María Ávila-Arcos, una genetista de la evolución de la UNAM, por ejemplo, no está convencido; ella afirma que es más probable que un virus causara la cocoliztli, algo que los métodos de los investigadores no han tenido en cuenta en este estudio. No obstante, sería interesante comparar los antiguos genomas de las cepas de Salmonella de México y Noruega, así como otras recogidos en América y Europa, para poner a prueba esta hipótesis y comprobar si la bacteria fue llevada desde Europa. De hecho, el equipo de Krause tiene previsto continuar su búsqueda de patógenos antiguos en los cementerios del Caribe, para ver si otras pruebas apoyan su hipótesis de Salmonella.

LOS ANTIBIÓTICOS PUEDEN ESTIMULAR LA REPRODUCCIÓN BACTERIANA

30 de enero de 2017 – Fuente: Nature Ecology & Evolution
El crecimiento de las bacterias puede verse estimulado por los antibióticos, según han descubierto científicos de la Universidad de Exeter, en Gran Bretaña. Estos expertos expusieron bacterias de Escherichia coli a ocho rondas de tratamiento antibiótico durante cuatro días y vieron que la bacteria – que puede causar dolor de estómago severo, diarrea e insuficiencia renal en humanos– había aumentado la resistencia a los antibióticos con cada tratamiento. Esto se había esperado, pero los investigadores se sorprendieron al ver que la E. coli mutada se reprodujo más rápido que antes de toparse con los fármacos y formó poblaciones que fueron tres veces mayores debido a las mutaciones. Esto sólo se vio en las bacterias expuestas a los antibióticos y cuando los investigadores quitaron el fármaco, los cambios evolutivos de la bacteria no desaparecieron, sino que se mantuvieron las nuevas habilidades. “Nuestra investigación sugiere que podría haber beneficios añadidos para las bacterias E. coli cuando desarrollan resistencia a los niveles clínicos de los antibióticos. A menudo se dice que la evolución darwiniana es lenta, pero nada podría estar más lejos de la verdad, sobre todo cuando las bacterias están expuestas a los antibióticos. Las bacterias tienen una notable capacidad para reorganizar su ADN y esto puede detener el trabajo de los medicamentos, a veces en cuestión de días”, apuntó el autor principal del trabajo, el profesor Robert Beardmore, de la Universidad de Exeter. “Aunque el cambio rápido de ADN puede ser peligroso para una célula humana, para una bacteria como E. coli puede tener múltiples beneficios, siempre que se acerque a los cambios correctos”, detalló el investigador, cuyo equipo analizó los efectos de la doxiciclina antibiótica en E. coli como parte de un estudio de los cambios de ADN provocados por los antibióticos. La bacteria E. coli evolucionada se congeló de forma segura a -80ºC y los científicos usaron la secuenciación genética para averiguar qué cambios del ADN eran responsables de su inusual evolución. Algunos cambios se conocen bien y se han visto en pacientes clínicos, como E. coli produciendo más bombas de expulsión activa de antibióticos que explotan las bacterias para sacar los antibióticos fuera de las células. Otro cambio vio la pérdida del ADN que se sabe que describe un virus latente.
Resistencia a los antibióticos incluso a dosis elevadas
“Nuestra mejor suposición es que la pérdida de ADN viral detiene la destrucción de E. coli, por lo que vemos más células bacterianas creciendo una vez que el aumento en las bombas de ADN les permite resistir al antibiótico. Esto crea una fuerza evolutiva hacia el cambio en dos regiones del genoma de E. coli”, añadió el profesor de la Universidad de Exeter, Carlos Reding, que formó parte del estudio. “Normalmente, la autodestrucción puede ayudar a las bacterias a colonizar las superficies a través de la producción de biopelículas. Pero nuestro estudio usó condiciones líquidas, un poco como el torrente sanguíneo, por lo que E. coli podría renunciar a su estilo de vida de biopelícula en favor de la creciente producción celular”. El Dr. Mark Hewlett, también de la Universidad de Exeter, agregó: “Algunos dicen que la evolución de la resistencia a los fármacos no tiene lugar a altas dosis, pero nuestro trabajo demuestra que puede producirse y que las bacterias pueden cambiar de una manera que no sería beneficiosa para el tratamiento de ciertos tipos de infección. Esto demuestra que es importante usar el antibiótico correcto en pacientes tan pronto como sea posible, de forma que no veamos adaptaciones como éstas en la clínica”.

LA OMS PUBLICÓ LA LISTA DE LAS BACTERIAS PARA LAS QUE SE NECESITAN URGENTEMENTE NUEVOS ANTIBIÓTICOS

27 de febrero de 2017 – Fuente: Organización Mundial de la Salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el 27 de febrero su primera lista de “patógenos prioritarios” resistentes a los antibióticos, en la que se incluyen las 12 familias de bacterias más peligrosas para la salud humana. La lista se ha elaborado para tratar de guiar y promover la investigación y desarrollo (I+D) de nuevos antibióticos, como parte de las actividades de la OMS para combatir el creciente problema mundial de la resistencia a los antimicrobianos. En la lista se pone de relieve especialmente la amenaza que suponen las bacterias gramnegativas resistentes a múltiples antibióticos. Estas bacterias tienen la capacidad innata de encontrar nuevas formas de resistir a los tratamientos y pueden transmitir material genético que permite a otras bacterias hacerse farmacorresistentes. “Esta lista es una nueva herramienta para garantizar que la I+D responda a necesidades urgentes de salud pública. La resistencia a los antibióticos va en aumento y estamos agotando muy deprisa las opciones terapéuticas. Si dejamos el problema a merced de las fuerzas de mercado exclusivamente, los nuevos antibióticos que con mayor urgencia necesitamos no estarán listos a tiempo”, señaló la Dra. Marie-Paule Kieny, Subdirectora General de la OMS para Sistemas de Salud e Innovación. La lista de la OMS se divide en tres categorías con arreglo a la urgencia en que se necesitan los nuevos antibióticos: prioridad crítica, alta o media. El grupo de prioridad crítica incluye las bacterias multirresistentes que son especialmente peligrosas en hospitales, residencias de ancianos y entre los pacientes que necesitan ser atendidos con dispositivos como ventiladores y catéteres intravenosos. Entre tales bacterias se incluyen las siguientes: Acinetobacter, Pseudomonas y varias enterobacteriáceas como Klebsiella, Escherichia coli, Serratia y Proteus. Son bacterias que pueden provocar infecciones graves y a menudo letales, como infecciones de la corriente sanguínea y neumonías. Estas bacterias han adquirido resistencia a un elevado número de antibióticos, como los carbapenémicos y las cefalosporinas de tercera generación (los mejores antibióticos disponibles para tratar las bacterias multirresistentes). Los niveles segundo y tercero de la lista –las categorías de prioridad alta y media– contienen otras bacterias que exhiben una farmacorresistencia creciente y provocan enfermedades comunes como la gonorrea o intoxicaciones alimentarias por Salmonella. Esta semana se reúnen en Berlín los expertos en salud del G20. En palabras del Sr. Hermann Gröhe, Ministro Federal de Salud de Alemania, “necesitamos antibióticos eficaces para nuestros sistemas de salud. Debemos actuar unidos hoy para un mañana más sano. Así pues, examinaremos y señalaremos a la atención del G20 la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos. La primera lista mundial de la OMS de patógenos prioritarios es una nueva herramienta importante para garantizar y guiar la investigación y el desarrollo que permita lograr nuevos antibióticos”. La lista tiene por objeto animar a los gobiernos a que establezcan políticas que incentiven la investigación científica básica y la I+D avanzada tanto a través de organismos financiados con fondos públicos como del sector privado que inviertan en el descubrimiento de nuevos antibióticos. Asimismo proporcionará orientaciones a nuevas iniciativas de I+D como la Alianza mundial de I+D OMS/DNDi para los antibióticos, que está comprometida con el desarrollo de nuevos antibióticos sin ánimo de lucro. El bacilo de la tuberculosis, cuya resistencia al tratamiento tradicional ha ido en aumento en los últimos años, no fue incluido en la lista porque es objeto de otros programas específicos. Otras bacterias que no fueron incluidas, como los estreptococos de los grupos A y B y Chlamydia, tienen bajos niveles de resistencia a los tratamientos existentes y no representan actualmente una amenaza significativa para la salud pública. La lista se elaboró en colaboración con la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Tübingen (Alemania), mediante una técnica de análisis de decisiones de múltiples criterios desarrollada por un grupo de expertos internacionales. Los criterios para incluir patógenos en la lista fueron los siguientes: el grado de letalidad de las infecciones que provocan; el hecho de que el tratamiento requiera o no una hospitalización larga; la frecuencia con que presentan resistencia a los antibióticos existentes cuando infectan a las personas de las comunidades; la facilidad con la que se transmiten entre animales, de animales a personas y entre personas; si las infecciones que provocan pueden o no prevenirse (por ejemplo, mediante una buena higiene y vacunación); cuántas opciones terapéuticas quedan; y si se están investigando y desarrollando nuevos antibióticos para tratar las infecciones que causan. “Los nuevos antibióticos desarrollados contra los patógenos prioritarios que figuran en esta lista contribuirán a reducir las muertes debidas a infecciones resistentes en todo el mundo. Esperar más producirá problemas adicionales de salud pública y repercutirá enormemente en la atención a los pacientes”, dijo la profesora Evelina Tacconelli, Jefa de la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Tübingen y una de las personas que más han contribuido a la elaboración de la lista. Aunque es esencial aumentar la I+D, esta solo no basta para solucionar el problema. Para luchar contra la resistencia, tiene que haber también una mejor prevención de las infecciones y un uso apropiado de los antibióticos existentes en la medicina humana y veterinaria, así como un uso racional de cualquier nuevo antibiótico que se desarrolle en el futuro.

Lista OMS de patógenos prioritarios para la I+D de nuevos antibióticos

Prioridad 1: Crítica
• Acinetobacter baumannii, resistente a los carbapenémicos
• Pseudomonas aeruginosa, resistente a los carbapenémicos
• Enterobacteriaceae, resistentes a los carbapenémicos, productoras de ESBL

Prioridad 2: Elevada

• Enterococcus faecium, resistente a la vancomicina
• Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina, con sensibilidad intermedia y resistencia a la vancomicina
• Helicobacter pylori, resistente a la claritromicina
• Campylobacter spp., resistente a las fluoroquinolonas
• Salmonella, resistentes a las fluoroquinolonas
• Neisseria gonorrhoeae, resistente a la cefalosporina, resistente a las fluoroquinolonas

Prioridad 3: Media
• Streptococcus pneumoniae, sin sensibilidad a la penicilina
• Haemophilus influenzae, resistente a la ampicilina
• Shigella spp., resistente a las fluoroquinolonas.

LA EXPEDICIÓN BALMIS, UNA ODISEA SANITARIA

1 de junio de 2012 – Fuente: Historia de Iberia Vieja (España)
“Sea cual fuere la suerte que con el transcurso de los siglos toque a España, que como los medos, como los asirios, como otros grandes pueblos desaparezca de la escena de las naciones, que no se encuentren ni vestigios de su lengua, ni monumentos de su historia; que la península misma se hunda en el océano y su sitio llegue a ser un problema en la posteridad, siempre se conservará ilesa la memoria de esta expedición filantrópica. Sobrevivirá a la misma Europa y no acabará mientras quede algún pueblo ilustrado encima de la tierra”.
Elogio de la expedición Balmis, por Don Francisco Antonio Zea, publicado en el Semanario de Agricultura y Artes el 11 de febrero de 1808.
Una hazaña inmortal
Quien lea el texto de elogio a la expedición Balmis con que se abren estas letras, se preguntará a qué gran gesta se estará refiriendo, ¿qué pudo ser tan grande como para merecer tal exageración? Ciertamente, la pluma del cronista camina por un terreno que va mucho más allá del simple reconocimiento, otorgando a esa expedición carta de odisea inmortal. Sí, en su tiempo se consideró, no sólo en España sino también en gran parte del planeta, como una de las gestas científicas y filantrópicas más grandes jamás realizadas. Hoy, sin embargo, apenas es recordada gracias a algunas novelas y al trabajo de un reducido número de especialistas en historia de la medicina. Aquello, que parecía propio de un trabajo de Hércules, duerme hoy arropado por el polvo que acumulan los viejos libros de historia que apenas son visitados por el común de los mortales. Pero, y he aquí lo más terrible, también la memoria de la enfermedad que fue combatida en aquella expedición comienza a languidecer. Si se menciona hoy la palabra viruela, ya no recorre el espinazo de quien lo escuche un escalofrío de terror, si acaso vendrán a la mente algunas imágenes borrosas de gentes manchadas por costras indefinidas y poco más, como si de un mal recuerdo perdido en la historia se tratara. Y, sin embargo, la viruela acompañó a la humanidad mucho tiempo, demasiado, causando horrendos padecimientos. Así, por ejemplo, se refería a la viruela el Semanario Pintoresco Español en 1836, cuando ya la vacuna estaba haciendo retroceder al monstruo:
“De tiempo inmemorial hasta los últimos años del pasado siglo reinaba en el mundo una enfermedad cruel que alarmaba a todas las madres, diezmaba todas las familias e imprimía un sello indeleble en el semblante del triste que le pagaba su tributo. Esta enfermedad era la de las viruelas, contagio funesto, epidemia terrible que dormitando sin cesar en la sangre se despertaba a veces con furor, extendía su desolación y desfiguraba para siempre a los que no hacía sucumbir. ¡Cuántas veces una mujer célebre por su belleza, un tierno infante, orgullo y esperanza de su madre, se convertían en pocos días en un objeto desgraciado y casi repugnante a la vista!”
La Expedición Balmis, que describiré someramente más adelante, tuvo como objetivo una de las más nobles hazañas médicas de todos los tiempos, a saber, vacunar a cuantos se pudiera a lo largo del mundo, no sólo en posesiones españolas, para intentar que el fantasma de la viruela dejara de reinar con su característico y desagradable manto de erupciones purulentas en la piel. Pero, lo que en su época se tomó como gran gesta, ha pasado a languidecer, casi como simple anécdota histórica y poco más. Sirvan estas palabras para, al menos, descubrir a quien no lo conozca, la figura de quien llevó a cabo aquella aventura y, también, como recuerdo de una de las más terribles enfermedades que han atemorizado a la humanidad durante milenios.
La terrible viruela
La viruela se transmitía mayormente por contacto directo con una persona infectada o con objetos contaminados con fluidos procedentes de alguien infectado. Al contrario que sucede con otras enfermedades infecciosas, eran los seres humanos los únicos portadores del virus de la viruela, que nunca se transmitió por vía animal. Si me expreso en pasado es porque la viruela forma, junto con la peste bovina, el minúsculo grupo de enfermedades que han sido completamente erradicadas gracias a las campañas de control y vigilancia llevadas a cabo en todo el mundo. Por lo general, una persona infectada comenzaba mostrando síntomas como fiebre alta para, posteriormente, empezar a poblarse de horrendas erupciones en la piel. Un número considerable de los infectados terminaba por sucumbir en medio de terribles dolores. Por desgracia, la enfermedad ya era contagiosa cuando todavía las erupciones no habían aparecido, con lo que la prevención del contacto con alguien infectado era algo problemático. Quien lograba sobrevivir a la enfermedad quedaba inmunizado contra ella pero, en muchas ocasiones, mostraba de por vida marcas en la piel causadas por los estragos de la enfermedad. Nunca existió un tratamiento realmente efectivo contra la enfermedad y la única forma de librarse de ella consistía en vacunarse. Pero, aunque desde finales del siglo XVIII ya existía la vacuna que protegía contra la viruela, esta enfermedad continuó aterrorizando al mundo hasta que, en una decisión memorable, la humanidad llevó a cabo un esfuerzo de vacunación a nivel global. A mediados del siglo XX todavía había millones de infectados cada año, por lo que el esfuerzo del Programa de Erradicación Mundial de la Viruela debió ser enorme. Pero valió la pena, el virus estaba acorralado y finalmente, en 1977, se localizó al último caso conocido de viruela en un lugar de Somalia. Realmente, el último caso de la enfermedad tuvo lugar en Gran Bretaña en 1978, cuando falleció una mujer expuesta al virus accidentalmente en un laboratorio, pero es el caso de Somalia el que se toma como referencia por ser el último de origen natural conocido. En 1980 se anunció oficialmente que la viruela era ya una enfermedad erradicada por completo. Hoy ya no se vacuna a nadie contra la viruela, pues la enfermedad no existe, aunque quedan algunas muestras del virus en laboratorios de alta seguridad de Rusia y de Estados Unidos. La conservación de las muestras puede considerarse un riesgo y, sin embargo, también puede ser de utilidad, pues los mecanismos de actuación del virus son todavía poco conocidos y la investigación sobre ellos continúa. Se terminó así con uno de los principales enemigos de la humanidad. El virus Variola venía atacando desde hacía milenios y periódicamente devastó poblaciones de todo el orbe en forma de terribles epidemias que llegaban a terminar con la vida de hasta un tercio de los infectados y, en algunos episodios, hasta a más de la mitad de ellos. Esas epidemias asolaron al Viejo Mundo pero dejaron libre a tierras americanas. Por desgracia, el contacto con los europeos expuso a los nativos americanos al virus, contra el que no tenían ningún tipo de defensa. La extensión de la viruela en América desde el siglo XVI fue horrible. La conocida como variolización fue el primer método conocido para intentar prevenir la aparición de la enfermedad. En Asia se venía empleando esta técnica desde muy antiguo. Consistía en insuflar en las cavidades nasales de alguien sano polvo procedente de costras de una persona que estuviera ya en la última fase de la enfermedad, con lo que se conseguía cierto grado de inmunidad. A lo largo del siglo XVIII se puso de moda en Europa inocular con pus variólico a seres humanos para impedir así la aparición de la enfermedad. El resultado era una forma de viruela atenuada que rara vez se complicaba. Al cabo de unos días el inoculado quedaba inmunizado frente a la viruela, aunque el procedimiento tenía sus riesgos. Y, sin embargo, apareció una solución que siempre había estado ahí, mirando de frente a la aterrada población. No se conoce reservorio animal para el virus de la viruela humana, ya que el virus no sobrevivía fuera de un huésped humano, pero éste tiene cierto parentesco genético con el virus de una enfermedad de las vacas que genera síntomas similares. El método empírico para encontrar la solución final llegó a su punto culminante en 1796 cuando el célebre Edward Anthony Jenner comenzó su investigación para dar lugar a la vacuna de la viruela. Todo partió de un experimento con material procedente de pústulas de la mano de una granjera que se encontraba infectada de viruela bovina, que puede afectar a los humanos de forma leve. Al inocular con esa muestra de viruela bobina a un niño, descubrió que podía protegerle contra la terrible viruela humana, pues en un experimento que hoy no superaría ninguna prueba de ética científica, le inoculó al cabo de un tiempo la viruela humana sin detectarse ningún síntoma posterior de la enfermedad. Nació así la vacunación y la puerta para terminar con la viruela se abrió por completo.
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
En realidad Jenner, ni sus contemporáneos, lograron entender nunca por qué inocular pus procedente de alguien afectado por la viruela bovina podía proteger del virus de la viruela humana, cosa que hasta la llegada de los estudios genéticos no se logró desentrañar. Pero poco importaba, la observación de los hechos llevó a la solución, pero había otro problema: ¿cómo difundir el método por todo el mundo? La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, o Expedición Balmis, contribuyó con un enorme esfuerzo a difundir la vacunación más allá de Europa. Los objetivos y resultados de la expedición fueron tan impresionantes que, no solo científicos y sabios europeos, sino gobiernos de medio mundo, e incluso el mismísimo Jenner, saludaron con enorme admiración una gesta como aquella. Todos quedaron impresionados por lo que una misión aparentemente imposible podía lograr cuando se pone el suficiente empeño y conocimiento en juego. Aunque apenas es recordado, Francisco Javier de Balmis y Berenguer, médico y militar español que nació en Alicante en 1753, cambió el mundo, literalmente, salvando la vida de millones de personas. Siendo médico en la corte de Carlos IV, fue el encargado de organizar y llevar a cabo toda una expedición científica para propagar la vacuna de Jenner en América. La idea había sido tomada de muy buen modo por el rey, que decidió patrocinar a Balmis para llevar a cabo la expedición. Todo partió de un ruego llegado de las colonias americanas, que sufrían el azote de las epidemias de viruela. Carlos IV ya sabía lo que la viruela podía provocar, pues su hija, la infanta María Luisa, había padecido la enfermedad, tras lo cual ordenó inocular a sus hijos y no reparó en gastos a la hora de apoyar el proyecto de otro de sus médicos de cámara, el Dr. José Felipe Flores. Fue Balmis el encargado de materializar la aventura. No sólo era un excelente médico y conocía a la perfección las técnicas de Jenner y sus contemporáneos en lo que a vacunaciones se refiere, sino que ya había viajado a América y conocía muy bien cómo manejarse en aquellas tierras. La Junta de Cirujanos de Cámara estudió minuciosamente el proyecto final de Balmis. El veredicto fue tan positivo que la expedición logró toda la financiación necesaria y el apoyo real sin restricción alguna. El primer día de septiembre de 1803 el rey Carlos IV ordenó la emisión de un edicto que debía dirigirse a todos los territorios españoles de América y Asia, donde la vacuna de Jenner todavía no había llegado. En aquel edicto quedaba fijado el objetivo de la expedición de Balmis en términos que no dejaban lugar a dudas. Debían ser vacunadas las masas sin ninguna restricción y de forma gratuita, también debía enseñarse a los médicos locales cómo se preparaba la vacuna y cómo se administraba, se obligaba a las autoridades locales a colaborar y a llevar un registro de las vacunaciones, además de contar con la infraestructura necesaria para mantener en condiciones adecuadas suero vivo para nuevas vacunaciones. La orden real sorprendió a todos en Europa. Aquello era algo que no se veía todos los días, todo un gobierno de una potencia europea poniendo a disposición los recursos necesarios para llevar a cabo una expedición filantrópica, sin otro motivo que la de salvar vidas y sin ningún interés comercial. El método ideado para transportar la vacuna fue realmente original. En el detallado proyecto de la expedición se determinó que viajaran veintidós niños procedentes de un orfanato de La Coruña. Ellos serían los portadores vivos de la vacuna, quienes llevarían la esperanza a América y más allá, dentro de sí mismos, antes de regresar a España. El 30 de noviembre de 1803 partió del puerto de La Coruña, bajo el mando del teniente de fragata de la Armada Pedro Joaquín del Barco y España, la corbeta María Pita, siendo director científico de la expedición el propio doctor Balmis, acompañado de un numeroso grupo de médicos y enfermeros así como militares, personal de apoyo y un cargamento repleto de instrumentos médicos para vacunaciones, aparatos científicos como máquinas neumáticas capaces de crear el vacío entre las laminillas destinadas a conservar la linfa, termómetros y otros aparatos, además de medio millar de ejemplares de un tratado sobre vacunación. Todo ello debía ser debidamente distribuido por cada territorio para facilitar que las vacunaciones fueran un éxito allá donde llegara el material. El viaje no fue nada sencillo, pero los resultados merecían cualquier tipo de esfuerzo. La población de Canarias fue la primera en beneficiarse de la llegada del barco de Balmis. Cientos de personas fueron vacunadas y los médicos locales contaron a partir de entonces, como sucedió en el resto de lugares de la ruta, con los medios adecuados para mantener el preciado material médico y vacunar a los lugareños. En enero de 1804 la expedición llegó a Puerto Rico, donde se repitió el mismo proceso. Siempre hubo dificultades, sobre todo por la negativa de muchos a vacunarse por miedo o por desconfianza, más que nada porque no entendían cómo un corte en la piel podía protegerles contra la terrible viruela o, lo que era peor, temían contagiarse por vacunarse. En estos casos fue el apoyo incondicional de la Iglesia el factor que favoreció el éxito de Balmis y su equipo. La corbeta visitó Venezuela, desde donde la expedición se dividió en varios grupos para llevar la vacuna tierra adentro, extendiendo su acción por todo el sur de América, desde Perú hasta el extremo sur del continente. En mayo llegaron a Cuba, desde donde pasaron a México al caer el verano. Toda Nueva España recibió con esperanza a los emisarios de Balmis que iban extendiendo la vacuna por doquier, una vacuna que llegó incluso a los lejanos territorios de lo que hoy son Texas y California. Completada la labor en América, el grupo de Balmis partió hacia las islas Filipinas, acompañados por niños mexicanos que servían de portadores vivos de la vacuna y que debían regresar a su tierra una vez concluida la misión. A mediados de abril de 1805 la expedición llegó a Manila tras un penoso viaje por el Pacífico. Pero, he aquí que la misión oficialmente debía haber concluido, pero Balmis decidió ir mucho más allá. Acompañado por varios miembros de su equipo científico y tres niños portadores de la vacuna, partió a bordo de un buque portugués hacia Macao. Sobrevivieron a tempestades y al peligro de los piratas. Y, así, de manera inesperada, la vacuna de la viruela llegó a China y fue adoptada incluso por las autoridades británicas en sus colonias, puesto que a pesar de haber intentado introducir la vacuna en sus territorios, nunca habían logrado un método efectivo para ello. Fue el sistema de Balmis, con sus niños portadores de la vacuna, la forma que asombró al mundo para llevar hasta el más inhóspito rincón el arma contra la enfermedad. La corbeta ‘María Pita’ zarpando de uno de los puertos del Caribe (1803- 1804). Grabado de Francisco Pérez. El respeto hacia Balmis era ya entonces tan grande que, de regreso a España, el médico logró convencer a las autoridades británicas de Santa Elena para adoptar la vacuna, una medida a la que no habían accedido hasta entonces ni a pesar de los consejos de los médicos ingleses. Pero la presencia de Balmis y su buen hacer científico fue más que suficiente para cumplir su misión en aquel rincón del Atlántico. Llegado el verano de 1806, el médico alicantino pudo por fin descansar tras dar la vuelta al mundo. Fue recibido como un héroe por el rey y por toda la población, en toda Europa y en América no se hablaba más que de la aventura de los portadores de la vacuna. Y, durante décadas, las juntas de vacunación creadas por el equipo de Balmis a lo largo de medio planeta continuaron con su labor para acabar con la viruela, dando buen uso a lo aprendido de un grupo de sabios cuya única meta fue la de combatir a tan terrible enemigo allá donde se encontrara.

EL CÍRCULO VICIOSO QUE ESTÁ ARRUINANDO LOS ANTIBIÓTICOS

29 de enero de 2017 – Fuente: British Broadcasting Corporation (Gran Bretaña)
En una destartalada granja de cerdos cerca de Wuxi, en la provincia de Jiangsu, China, un extranjero se baja de un taxi. La familia se sorprende: su pequeña granja queda al final de una ruta pedregosa en medio de arrozales. Rara vez llegan extranjeros en taxis pidiendo permiso para usar el baño. El extraño era Philip Lymbery, director de un grupo activista llamado Compasión en la Producción Pecuaria Mundial (CIWF). No está ahí para reprenderlos por las condiciones de vida de sus cerdos, aunque son deprimentes. Los puercos están apretujados en jaulas, sin espacio para moverse. Sin embargo, las condiciones de vida de la familia no son mucho mejores: el baño, descubre el visitante, es un hueco en el suelo entre la casa y el chiquero.
Un montón de agujas
Lymbery está en la zona para investigar si las heces de los cerdos están contaminando el agua. Trató de visitar las grandes granjas comerciales en la vecindad, pero no lo recibieron. Por eso fue a una granja familiar para ver si conseguía acceder. La granjera acepta con beneplácito la invitación a conversar con él. Confirma que tiran los desechos al río y que saben que no deberían hacerlo, pero señala que no hay problema, pues es cuestión de sobornar a un funcionario local. Algo llama la atención de Lymbery: una pila de agujas. Se trata de antibióticos... ¿los prescribió un veterinario? No, explica la granjera, no es necesario tener una receta para comprarlos. En todo caso, los veterinarios cobran muy caro, mientras que los antibióticos son baratos, así que inyecta a sus cerdos rutinariamente con la esperanza de que no se enfermen y así evita tener que llamar al veterinario. Está lejos de ser la única. Las apretadas e inmundas condiciones de las granjas de producción intensiva son caldo de cultivo de enfermedades; pero bajas dosis rutinarias de antibiótico pueden ayudar a mantenerlas bajo control. Además, los antibióticos engordan a los animales. Los científicos están estudiando los microbios de sus intestinos para entender por qué, pero los granjeros no necesitan saber la razón: sencillamente saben que harán más dinero si sus animales son más gordos. No extraña entonces que más animales sanos que enfermos sean inyectados con antibióticos en el mundo. En las grandes economías emergentes, donde la demanda de carne está creciendo con el aumento de los salarios, el uso de antibióticos en la agricultura va camino a doblarse en 20 años.
El costo del beneficio
El uso generalizado de antibióticos cuando no son necesarios por supuesto que no se limita a la agricultura. Muchos doctores son responsables de ello también y ellos deberían estar conscientes del daño que causan, así como los reguladores que permiten que la gente compre antibióticos sin prescripción. Pero a las bacterias no les importa quién tiene la culpa. Ellas están ocupadas desarrollando resistencia contra las drogas, mientras que los expertos en salud pública temen que estemos en el umbral de la era post antibiótica.
Un estudio reciente estimó que para 2050 organismos farmacorresistentes matarán a 10 millones de personas al año, más de las que mueren por cáncer en la actualidad. Es difícil calcular el costo monetario de que los antibióticos se vuelvan inútiles, pero este estudio lo intentó. La cifra: 100 billones de dólares. Pensarías que estamos haciendo todo lo posible para evitar que los antibióticos pierdan su poder para salvar vidas. Desafortunadamente, estarías equivocado.
Grave peligro por egoísmo
Cuando en 1945 la penicilina –el primer antibiótico producido en masa– salía en grandes cantidades de las fábricas, Alexander Fleming aprovechó la ceremonia en la que lo galardonaron el Premio Nobel de Medicina, compartido con Ernst Boris Chain y Howard Walter Florey, para hacer una advertencia. El científico escocés que pasó a la historia por haber sido el primero en observar los efectos antibióticos de la penicilina previno a los asistentes diciendo: “No es difícil hacer que los microbios se vuelvan resistentes a la penicilina en el laboratorio exponiéndolos a concentraciones que no sean suficientes para matarlos”. A Fleming le preocupaba que un “hombre ignorante” usara dosis muy bajas dando paso a la evolución de bacterias resistentes a las medicaciones. Pero la ignorancia no ha sido el problema. Desde el principio conocíamos los riesgos, pero los ignoramos por interés propio.
Tragedia de los comunes
Supongamos que me enfermo: quizás es un virus, lo que significa que es inútil tomar antibióticos; incluso si es a causa de una bacteria, es probable que me pueda mejorar sin ayuda. Pero si hay alguna posibilidad de que los antibióticos aceleren mi recuperación, eso me incentiva a tomarlos. O supongamos que tengo una granja de cerdos. Darle dosis bajas de antibióticos rutinariamente a mis chanchos es la manera perfecta de cultivar bacterias fármacorresistentes. Pero ese no es mi problema. Mi único interés es ganar más, así que si mis entradas cubren el costo de las drogas con creces, le aplicaré las dosis necesarias a mis animales. Este es un ejemplo clásico de lo que se conoce como la tragedia de los comunes, en el que individuos motivados por el interés personal actúan racionalmente pero terminan creando un desastre colectivo que tampoco les conviene a ellos. Se puede pero, ¿se quiere? Hasta la década de 1970, los científicos continuaron descubriendo nuevos antibióticos: cuando una bacteria desarrollaba resistencia a un tipo, podíamos introducir otro. Luego el pozo se secó. Sin embargo, es posible que empiecen a crearse nuevos. Unos investigadores están explorando una prometedora técnica nueva para encontrar componentes antimicrobianos en la tierra. De nuevo, todo depende de los intereses. Lo que el mundo necesita son nuevos antibióticos para guardarlos y sólo usarlos en las peores emergencias. Pero un producto que no se usa no produce las sumas de dinero a las que está acostumbrada la industria farmacéutica.
Es la economía, estúpido
Es necesario encontrar incentivos para que se pueda hacer más investigación. También se precisa repensar los sistemas de regulación de una manera más inteligente. Las bacterias tienen sus propios intereses: luchar por sus vidas. Dinamarca ha mostrado el camino: es mundialmente famoso por su tocino y controla estrictamente el uso de antibióticos en los marranos. Una de sus claves ha sido mejorar otras regulaciones para hacer que las condiciones de vida de los animales sean mejores. A más espacio y pulcritud, menos enfermedades. Estudios recientes indican que cuando los animales viven en esas condiciones, las dosis rutinarias de antibióticos no tienen mucho impacto en su crecimiento. Las intenciones de la granjera en Wuxi eran buenas. Claramente no comprendía lo que el uso excesivo de antibióticos implica. Pero incluso si lo entendiera, enfrentaría el mismo dilema dados los incentivos económicos de usarlos. Al final, es eso lo que tiene que cambiar.

LA CADENA ALIMENTARIA ES OTRA VÍA DE TRANSMISIÓN DE SARM

13 de febrero de 2017 – Fuente: Trends in Food Science & Technology
La resistencia a los antibióticos es uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la medicina. Incluso, en la reunión del G8 que tuvo lugar a fines de 2015, se equiparó con el cambio climático. De hecho, cerca de 25.000 personas fallecen anualmente en Europa debido a la resistencia a antibióticos y se estima que en 2050 este número superará los siete millones en el mundo. Además, el problema va en aumento, y cada vez se están detectando más cepas multirresistentes. En este marco, Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM, por sus siglas en inglés) es una bacteria particularmente problemática. Ahora, un equipo de investigadores analizó la presencia de SARM a lo largo de la cadena alimentaria y en el potencial que tienen los animales de granja y los productos alimenticios derivados en su propagación. A principios de la década de 1990 se describieron las primeras cepas de Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina, un antibiótico betalactámico, en hospitales de Estados Unidos. Estas cepas empezaron a producir procesos infecciosos bastante graves, principalmente de carácter respiratorio. Años después, se detectó un segundo linaje de carácter comunitario, más virulento aunque con menor resistencia a antibióticos. Finalmente, hace aproximadamente una década se descubrió un tercer linaje, más asociado a animales, una serie de cepas con nuevas resistencias a antibióticos utilizados en la producción animal. Como ya no se trata solo de un problema nosocomial, si no que se ha superado la barrera de los hospitales y SARM ha llegado a los humanos a través de los animales, se intenta entender qué papel tiene la cadena alimentaria en esa transmisión. De este modo, se trata de caracterizar este tipo de cepas multirresistentes y en cómo los alimentos pueden ser otra vía de transmisión. El trabajo señala cómo el uso masivo de antibióticos en piensos para promover el crecimiento y el uso inadecuado de agentes antimicrobianos en medicina veterinaria y humana se consideran los principales contribuyentes a la aparición de SARM. Y deja claro cómo la cadena alimentaria, desde la producción animal hasta la mesa, puede tener un papel relevante en la transmisión de dicha resistencia. De esta forma, SARM tiene implicaciones para la seguridad de los alimentos y se requieren programas de vigilancia para su detección y control rápido.
Posibles estrategias para acabar con un problema complejo
Paliar la transmisión de SARM es un problema complejo que requiere una solución multifactorial. Aunque, a priori, el desarrollo de nuevos antibióticos –un asunto que se encuentra parado desde hace tres décadas– permitiría salvar el problema a corto plazo, la solución no puede pasar únicamente por ello, ya que las bacterias podrían adaptarse nuevamente. Se debe plantear una estrategia combinada en tres ámbitos, la sanidad humana, animal y ambiental. En general, es necesario realizar un uso responsable de los antibióticos en todos los niveles. En el caso de la producción animal, los medicamentos deben ser prescritos por un profesional veterinario ante un problema que realmente sea de carácter bacteriano. Por otro, se deben tomar medidas de bioseguridad y buscar alternativas que permitan un manejo más racional de la producción animal, como el uso de compuestos antibacterianos de carácter natural, procedentes de plantas, para añadirlos a la alimentación animal y reducir así el uso de antibióticos. También se podrían utilizar virus que atacan a las bacterias de forma selectiva para eliminar posibles agentes infecciosos en la producción animal, y además realizar una gestión adecuada de subproductos de la ganadería, como las heces, que si se liberan de manera descontrolada pueden contaminar las aguas. En cualquier caso, la aproximación no puede ser unidireccional: debe plantearse un ataque integral, utilizando diferentes enfoques para que, si falla uno de ellos, exista otro que pueda paliar ese defecto. Se debe buscar una serie de barreras conjuntas o asociadas que hagan mucho más difícil el proceso evolutivo de las resistencias.

BÉLGICA: AUMENTO DE CASOS DE INFECCIÓN POR ESTREPTOCOCOS DEL GRUPO A

23 de febrero de 2017 – Fuente: ProMED Mail
Desde diciembre de 2016, el Centro Nacional de Referencia (NRC) para estreptococos betahemolíticos ha recibido un mayor número de aislamientos de estreptococos del grupo A (GAS) invasivos que en años anteriores. El síndrome de shock estreptocócico tóxico (STSS), las fascitis necrotizante, y la fiebre o sepsis puerperal causada por GAS son de declaración obligatoria en Bélgica, pero los laboratorios locales no están obligados a presentar los aislamientos al NRC. Desde diciembre de 2016, se obtuvieron 72 cepas de S. pyogenes, de cuatro casos de STSS, seis de fascitis, tres de meningitis, y 59 de sepsis recibidos en el NRC. Once pacientes con infección estreptocócica invasiva murieron en un período de tres meses (diciembre de 2016 a febrero de 2017), incluyendo tres niños menores de 3 años, en comparación con 17 (en todo el año 2013), 14 (2014), 19 (2015) y 29 (2016). En el NRC, se realizó la tipificación de emm, y los resultados preliminares muestran que el incremento no se debe a la propagación de un nuevo tipo o subtipo de emm. Los tipos de emm circulantes en ese período (diciembre de 2016 al 13 de febrero de 2017) fueron emm1 (22,5%), emm3 (17,5%), emm89 (11,3%), y emm4 (10%). En comparación con los años anteriores, no hay grandes variaciones. Las cepas se recibieron de todas las regiones de Bélgica, y por lo que se sabe, no existen vínculos epidemiológicos conocidos.